19 ene 2013

RACISMO Y XENOFOBIA EN EL HABLA POPULAR CUBANA.

El tema lingüístico que voy a tratar en los siguientes posts (que serán varios porque este es un tema extenso y controvertido), es hoy por hoy muy complicado y aunque tiene una presencia relevante dentro de la sociedad cubana, es poco debatido debido a las impetuosas 
discusiones que provoca y a las consecuencias que se pueden derivar de tales discuciones.
Hablar de racismo en Cuba es considerado desde hace mucho tiempo tabú, por lo que muchos lo eluden y prefieren, como decimos en cubiche no tocar esa tecla.

Por eso voy a abordar este tema sin entrar en consideraciones políticas, históricas, culturales, filosóficas o de cualquier otra índole. Me ceñiré única y exclusivamente a exponer sin matices, las palabras y expresiones con connotaciones de tipo racista, que emplean los cubanos a diario.

Para identificar el abanico de razas, nacionalidades y procedencias, existe un grupo de voces cuyo sentido depende principalmente del contexto en que se utilizan. En ocasiones revisten un matiz cariñoso, peyorativo, racista, xenófobo o simplemente son usadas en tono de burla o broma, al igual que las frases que de ellas se derivan.

Comencemos con la voz GALLEGO.
Ya desde finales del siglo XIX todos los inmigrantes peninsulares que se radicaban en Cuba, al igual que sus descendientes, eran denominados gallegos. Según el famoso historiador cubano ya desaparecido, Manuel Moreno Fraginals, se debió principalmente a que Galicia era en aquel entonces, la región de España de donde procedía la mayoría de esos inmigrantes. Esta denominación es compartida por otros países de la América hispánica.

He aquí algunos ejemplos salidos de las plumas de nuestros ilustres escritores cubiches:

“— ¿Tú eres hijo del GALLEGO que estaba aquí?” (Dariel Alarcón, “Memorias de un soldado cubano”, pág. 23).
“«A ver cuándo nos visitas, GALLEGO», dijo el del Comercio Exterior, «en Cuba queremos mucho a España»,...” (Eliseo Alberto, “Informe contra mí mismo”, pág. 102).
 “— GALLEGO, ¿verdad? Mi familia viene también de las Vascongadas.” (Miguel Barroso, “Amanecer con hormigas en la boca”, pág. 16).
“Bueno, quiero decir que le dije, GALLEGO, eres un corcho español,...” (G. Cabrera Infante, “Tres tristes tígres”, pág. 53). 
 “Aunque en mi país fuera usted de Algeciras, Pamplona, Lanzarote o Alcañiz-Teruel, yo que carajo sé la razón, lo llamarían siempre «GALLEGO»,...” (Paquito D’Rivera, “Mi vida saxual”, pág. 259).
“Es un GALLEGO de Asturias.” (P. J. Gutiérrez, “Trilogía sucia de La Habana”, pág. 167). 

“A fines del siglo XIX a todos los peninsulares les llamaban GALLEGOS; pero era por el predominio de Galicia en la inmigración de entonces. Inclusive el término GALLEGO tuvo siempre una cierta connotación cariñosa.” (M. Moreno Fraginals, “Cuba- España, España-Cuba. Historia común...”, pág. 349).
“Quizás el único español al que no se llamaba GALLEGO en Cuba fue a Eduardo Muñoz, El Sevillanito,… (E. Núñez Rodríguez, “Gente que yo quise”, pág. 31).
“— Dice Reina Esmeralda, mi hija, que usted es GALLEGO.
      —Andaluz.
      —Aaah, ¿y cuál es la diferencia, mi niño? ¿Eso no es España?” (Zoé Valdés, “Lobas de mar”, pág. 238).

Centro Gallego de La Habana

También existen en el habla cubana otros vocablos que se aplica a los españoles como GAITO y GALIFARDO, pero estas ya revisten un sentido jocoso y en ocasiones peyorativo.


“...veinticuatro entre dos, doce; GAITO, facilito,... ” (Eliseo Alberto, “Informe contra mí mismo”, pág. 277).  
“Un gallego está comiendo
   con un negro en compañía,
   o el GAITO le debe al negro
   o es del negro la comía.” (Miguel Barnet, “Gallego” pág. 138).
“...ni siquiera me has dicho qué hubo con el GAITO...” (L. Padura F., “Pasado perfecto”, pág. 62).
“...cañonazos, banderas, y la ostia peluda, como dirían los GALIFARDOS.” (Paquito D’Rivera, “Mi vida saxual.”, pág. 165).

Por otra parte si eres de esas personas que no logra seguir los pasos y movimientos de un baile, que baila mal y sin gracia o que no coge el ritmo al tocar un instrumento musical, en especial los de percusión, te gritarán en Cuba ¡GALLEGOOOOO!...

Los cambios experimentados a partir de las últimas décadas del pasado siglo, tanto en Cuba como en España, provocaron que la corriente migratoria hacia la Isla se paralizara y que en su lugar se generara un nuevo flujo, pero esta vez de turistas que viajan a Cuba en busca de algo más que arte e historia.
Este fenómeno ha provocado que el uso de la voz gallego, aunque se mantiene vigente en el sentido indicado, vaya decayendo sustituida por una nueva, con significado algo distinto y generalmente peyorativo. Me refiero al término PEPE, que desde hace varias décadas se viene utilizando por algunos sectores de la población, ligado a actividades muchas veces ilícitas .

“Las que consiguen «enganchar» a un PEPE son objeto de envidia entre sus compañeras.” (Isabel Holgado F., “¡No es fácil!”, pág. 246).
“...mulaticas casi niñas, o negritas cabezas de clavos, abandonadas por sus PEPES o escapadas de ellos.” (Zoé Valdés, “La nada cotidiana”, pág. 104).
“…las jineteras de alcurnia, esas nos dejan vacíos y también compran ron y tabaco para sus PEPES. (A. Valle, “Habana Babilonia, pág.146).  
(Continúa)

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