28 ene 2013

RACISMO Y XENOFOBIA EN EL HABLA POPULAR CUBANA (II).


Como toda regla tiene su excepción, no a todos los españoles en Cuba se les llama gallego.
Así a la persona o cosa originaria de Islas Canarias se le llama, por antonomasia, ISLEÑO. Los cubanos, aun siendo isleños, nunca se denominan como tal.
“...un mojo verde hecho con vinagre, ajo, cilantro y perejil, cosecha gastronómica de su origen ISLEÑO que había traído a Cuba desde Canarias...” (J. J. Armas Marcelo, “Así en La Habana como en el cielo” pág. 149).
“...en esa época existían los filipinos, los chinos, los ISLEÑOS y cada vez había más criollos.” (Miguel Barnet, “Cimarrón”, pág. 73).
“...hija de un ISLEÑO rico, se fue con su padre [...] para Islas Canarias.” (Samuel Feijóo, “Tres novelas de humor”, pág. 98).
“Los ISLEÑOS —como se llamó siempre en Cuba a los naturales de las islas Canarias—...” (M. Moreno Fraginals, “El Ingenio”, Tomo I, pág. 300).

Se distinguían además los andaluces, a quienes por su acento y forma típica de hablar, eran llamados CURROS y CATALÁN fue por mucho tiempo sinónimo de comerciante. Ambas voces están en desuso.

El lenguaje vernáculo cubano recoge también otras voces para designar a individuos de las diferentes nacionalidades que emigraban a la isla, veamos las tres siguientes: CHINO; MORO y POLACO

La voz española CHINO, se aplica genéricamente a cualquier persona de origen asiático, sin considerar su procedencia. Su equivalente cubiche es NARRA.
...la firma japonesa... —y extrajo entonces el bloc del bolsillo posterior de su pantalón y leyó—, la Mitachi, porque esos CHINOS llegan a Cuba dentro de unos días...” (L. Padura F., “Pasado perfecto”, pág. 182).
 “...se enamoró del chino cocinero sin casta familiar. De la unión del NARRA con la islandesa, vieron la luz cinco niños.” (Zoé Valdés, “Te d la vida entera.”, pág. 14).

También se usa como tratamiento cariñoso que da el hombre o la mujer a su pareja y con ese significado lo acepta la Academia en su diccionario (DRAE).
—Aquí no nos dejan, mi CHINO —contestó sonriéndose—, ni movernos.” (J. J. Armas Marcelo, “Así en La Habana como en el cielo, pág. 272).
—Pero ¿qué te pasa mi CHINO?” (L. Padura F., “La neblina del ayer”, pág. 236).

Otros vocablos muy utilizados para referirse a los chinos son: PAISANO y su apócope PAISA, CAPITÁN y el despectivo CHINO PALANQUETA, este último ya en desuso.  
Era cierto, se dijo Maximiliano, que a él le decían «CAPITÁN» cuando llegó a la isla. A todos los chinos los llaman «CAPITÁN».” (Zoé Valdés, “La eternidad del instante”, pág. 215).
— ¿Qué?, ¿tienes fiesta? — preguntó con sonriente confianza el chino que trabajaba como dependiente de la bodega, y Mario Conde lo miró a los ojos.
      —No, PAISANO, un velorio —y salió a la calle.” L. Padura F., “Paisaje de otoño”,pág. 17).  

La considerable inmigración china dejó una marcada huella en la formación de la nacionalidad cubana, tanto en su componente racial, como en el cultural. Huella que se observa en el habla popular, donde encontramos con frecuencia expresiones muy gráficas que revelan esa influencia china:

De la persona desgraciada y que la mala suerte golpea con frecuencia, se dice que tiene un chino atrás
“…parese que TENGO UN CHINO ATRÁS que no deja toparme con el camino de mi casa.” (F. Chofre, “La Odilea”, pág. 71).
...dicen que los chinos traen mala suerte. ¿No has oído el dicho que «fulano TIENE UN CHINO DETRÁS» de alguien que está muy fastidiado.” (Zoé Valdés, “La eternidad del instante.”, pág. 278). 

Los hay que se quejan de su pésima situación económica, pero si es mujer, se le aconseja una solución ocurrente: Búscate un chino que te ponga un cuarto
«BÚSCATE UN CHINO QUE TE MONTE UN CUARTO», decía el refrán, cuando una mujer se hallaba en la calle y sin llavín. ” (Zoé Valdés, “La eternidad del instante”, pág. 215).

Hay muchos guaposos que alardean de sus hazañas, pero todos saben que en el fondo, son muy cobardes e incapaces de tirar un gollejo a un chino.

Y si tu mal no tiene cura o estás abocado a una situación catastrófica entonces te dirán que no te salva ni el médico chino
Esta vez NO LO SALVA NI EL MÉDICO CHINO.” (M. Barroso,“Amanecer...”, pág. 245). 
—A ti NO TE SALVA NI EL MÉDICO CHINO —masculló...” (Zoé Valdés, “La eternidad...”, pág. 235).

Ala persona incauta se le puede engañar como a un chino.
Si no entiendes algo o estás ajeno a lo que se está tratando, te dicen que estás en China o te quedaste en China.
Ponérsela en china a alguien, equivale a meter a esa persona en apuros, ponerla ante una situación escabrosa, de difícil solución. Y si por ello esa persona está ofuscada o muy preocupada, se dice que la tienes hablando en chino. Ambas frases aceptadas por la Academia.
Recuerdo que de niño utilizábamos con algunos chinos, una frase de sentido equívoco y gracioso, que decía: Chinito manila pa Cantón, dame la contra de chicharrón.  
  
Además tenemos otros cubanismos que aluden a la misma procedencia: 
 Frijolitos chinos.  Son los frutos de una planta leguminosa y sus brotes, los llamados en España brotes de soja.
Pelo chino. Es el pelo negro muy lacio y rebelde.
Palitos chinos. Juego en que se tiran un grupo palillos de colores y se trata de levantar uno a uno sin que otro cualquiera se mueva.
Damas chinas. Juego de mesa sobre un tablero en forma de estrella, en las que se va avanzando con bolas o canicas de cristal de diferentes colores, pasando de una punta a la contraria de la estrella.
Caja china. Es una especie de horno para cocinar alimentos, con brasas sobre su tapa o también un instrumento musical de percusión.
La charada china. Es un conjunto de números del uno al treinta y seis a los que se le asigna el nombre de uno o más objetos, animales, plantas, características, etc., con los que se  hacen cábalas, principalmente con las imágenes de los sueños, para jugar  la bolita (Tipo de lotería clandestina)
¨“Yo jugué mucho a la CHARADA CHINA y me saqué, tuve suerte con el treinta y seis, cachimba, el último número de la lista china,...” (Miguel Barnet, “La vida...”, pág. 109).
“...los banqueros de CHARADA CHINA, de «bastos y espadas», de pasa pasa, ejercitaban sus manos...” (Alejo Carpentier, “Guerra...”, pág. 38).
“...jugaron a la bolita esa noche. Jugaron el 50, que es policía según la CHARADA CHINA, el 67, puñalada. El 63, asesino. El 84, sangre y el 12, mujer mala.” (P. J. Gutiérrez, “Trilogía sucia de La Habana”, pág. 86).

China pelona. Cantos rodados a orillas de los ríos o en las playas.
...entre una profusión de CHINAS PELONAS batidas por las olas, encontró una botella verde...” (G. Cabrera I., “Así...”, pág. 115).
...herraduras azuladas por chispas de CHINAS PELONAS,...” (Alejo Carpentier, “Guerra...”, pág. 129).
¿Era casualidad que aquélla fuese la única calle cubierta por esas piedras redondas de río que en Cuba se llamaban CHINAS PELONAS?” (Daína Chaviano, “El hombre,..., pág. 167).
A la orilla del río las dos mujeres observan el juego de trasparencias del agua que corre clara entre las CHINAS PELONAS.” (Carmen Díaz, “La Silla...”, pág. 85).

MORO. Este vocablo traído de España designaba en Cuba a los extranjeros provenientes de países árabes y a otras personas con su parecido físico. Generalmente se dedicaban al comercio o a la venta ambulante. Actualmente se aplica a los mulatos de tez oscura, cabello negro lacio y facciones finas y así lo reconoce el DRAE.
“...en mi provincia natal todos los libaneses y sirios eran llamados MOROS,...” (G, Cabrera Infante, “La Habana para un Infante Difunto”, pág69).

POLACO. Era un tipo de inmigrante que se caracterizaba por dedicarse al comercio y hablar con dificultad el español. El vocablo surge debido a la existencia de un gran número de comerciantes judíos de origen polaco cuyos almacenes ocupaban la calle Muralla y las aledañas en La Habana Vieja, de ahí que a muchos de estos comerciantes se le llamara polaco aunque en la gran mayoría de los casos no eran de esta nacionalidad. También se aplica el mote a sus descendientes aunque hayan nacido en Cuba. 
“...en La Habana todo judío, fuera alemán, húngaro, búlgaro, ruso y hasta lituano era llamado POLACO,...” (G, Cabrera Infante, “La Habana...”, pág69).
“...me acuerdo de los “POLACOS”. A todos les decíamos así, pero vaya usted a saber de donde eran.” (Carmen Díaz, “La Silla turca”, pág. 126).

En la primera década del siglo XXI algunas de estas voces han desaparecido del vocabulario cubiche, como desaparecieron los inmigrantes, el comercio y tantas otras cosas que han transformado drásticamente la isla después de más de medio siglo de desatinos. 

19 ene 2013

RACISMO Y XENOFOBIA EN EL HABLA POPULAR CUBANA.

El tema lingüístico que voy a tratar en los siguientes posts (que serán varios porque este es un tema extenso y controvertido), es hoy por hoy muy complicado y aunque tiene una presencia relevante dentro de la sociedad cubana, es poco debatido debido a las impetuosas 
discusiones que provoca y a las consecuencias que se pueden derivar de tales discuciones.
Hablar de racismo en Cuba es considerado desde hace mucho tiempo tabú, por lo que muchos lo eluden y prefieren, como decimos en cubiche no tocar esa tecla.

Por eso voy a abordar este tema sin entrar en consideraciones políticas, históricas, culturales, filosóficas o de cualquier otra índole. Me ceñiré única y exclusivamente a exponer sin matices, las palabras y expresiones con connotaciones de tipo racista, que emplean los cubanos a diario.

Para identificar el abanico de razas, nacionalidades y procedencias, existe un grupo de voces cuyo sentido depende principalmente del contexto en que se utilizan. En ocasiones revisten un matiz cariñoso, peyorativo, racista, xenófobo o simplemente son usadas en tono de burla o broma, al igual que las frases que de ellas se derivan.

Comencemos con la voz GALLEGO.
Ya desde finales del siglo XIX todos los inmigrantes peninsulares que se radicaban en Cuba, al igual que sus descendientes, eran denominados gallegos. Según el famoso historiador cubano ya desaparecido, Manuel Moreno Fraginals, se debió principalmente a que Galicia era en aquel entonces, la región de España de donde procedía la mayoría de esos inmigrantes. Esta denominación es compartida por otros países de la América hispánica.

He aquí algunos ejemplos salidos de las plumas de nuestros ilustres escritores cubiches:

“— ¿Tú eres hijo del GALLEGO que estaba aquí?” (Dariel Alarcón, “Memorias de un soldado cubano”, pág. 23).
“«A ver cuándo nos visitas, GALLEGO», dijo el del Comercio Exterior, «en Cuba queremos mucho a España»,...” (Eliseo Alberto, “Informe contra mí mismo”, pág. 102).
 “— GALLEGO, ¿verdad? Mi familia viene también de las Vascongadas.” (Miguel Barroso, “Amanecer con hormigas en la boca”, pág. 16).
“Bueno, quiero decir que le dije, GALLEGO, eres un corcho español,...” (G. Cabrera Infante, “Tres tristes tígres”, pág. 53). 
 “Aunque en mi país fuera usted de Algeciras, Pamplona, Lanzarote o Alcañiz-Teruel, yo que carajo sé la razón, lo llamarían siempre «GALLEGO»,...” (Paquito D’Rivera, “Mi vida saxual”, pág. 259).
“Es un GALLEGO de Asturias.” (P. J. Gutiérrez, “Trilogía sucia de La Habana”, pág. 167). 

“A fines del siglo XIX a todos los peninsulares les llamaban GALLEGOS; pero era por el predominio de Galicia en la inmigración de entonces. Inclusive el término GALLEGO tuvo siempre una cierta connotación cariñosa.” (M. Moreno Fraginals, “Cuba- España, España-Cuba. Historia común...”, pág. 349).
“Quizás el único español al que no se llamaba GALLEGO en Cuba fue a Eduardo Muñoz, El Sevillanito,… (E. Núñez Rodríguez, “Gente que yo quise”, pág. 31).
“— Dice Reina Esmeralda, mi hija, que usted es GALLEGO.
      —Andaluz.
      —Aaah, ¿y cuál es la diferencia, mi niño? ¿Eso no es España?” (Zoé Valdés, “Lobas de mar”, pág. 238).

Centro Gallego de La Habana

También existen en el habla cubana otros vocablos que se aplica a los españoles como GAITO y GALIFARDO, pero estas ya revisten un sentido jocoso y en ocasiones peyorativo.


“...veinticuatro entre dos, doce; GAITO, facilito,... ” (Eliseo Alberto, “Informe contra mí mismo”, pág. 277).  
“Un gallego está comiendo
   con un negro en compañía,
   o el GAITO le debe al negro
   o es del negro la comía.” (Miguel Barnet, “Gallego” pág. 138).
“...ni siquiera me has dicho qué hubo con el GAITO...” (L. Padura F., “Pasado perfecto”, pág. 62).
“...cañonazos, banderas, y la ostia peluda, como dirían los GALIFARDOS.” (Paquito D’Rivera, “Mi vida saxual.”, pág. 165).

Por otra parte si eres de esas personas que no logra seguir los pasos y movimientos de un baile, que baila mal y sin gracia o que no coge el ritmo al tocar un instrumento musical, en especial los de percusión, te gritarán en Cuba ¡GALLEGOOOOO!...

Los cambios experimentados a partir de las últimas décadas del pasado siglo, tanto en Cuba como en España, provocaron que la corriente migratoria hacia la Isla se paralizara y que en su lugar se generara un nuevo flujo, pero esta vez de turistas que viajan a Cuba en busca de algo más que arte e historia.
Este fenómeno ha provocado que el uso de la voz gallego, aunque se mantiene vigente en el sentido indicado, vaya decayendo sustituida por una nueva, con significado algo distinto y generalmente peyorativo. Me refiero al término PEPE, que desde hace varias décadas se viene utilizando por algunos sectores de la población, ligado a actividades muchas veces ilícitas .

“Las que consiguen «enganchar» a un PEPE son objeto de envidia entre sus compañeras.” (Isabel Holgado F., “¡No es fácil!”, pág. 246).
“...mulaticas casi niñas, o negritas cabezas de clavos, abandonadas por sus PEPES o escapadas de ellos.” (Zoé Valdés, “La nada cotidiana”, pág. 104).
“…las jineteras de alcurnia, esas nos dejan vacíos y también compran ron y tabaco para sus PEPES. (A. Valle, “Habana Babilonia, pág.146).  
(Continúa)